No repartí las ganancias siderales que ha tenido y tiene mi grupo porque me parece un gesto de altanería y soberbia. En cambio, es de humildes y probos echar gente a la calle cuando viene la época no tan buena. La idea, en todo caso, es moralmente irreprochable: salvar a mi Grupo para que siga siendo la resistencia al avance diktatorial. Otro gesto que me enaltece.
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